El Baúl

El Baúl.

puente

principio del puente

No tiene nada de particular respecto a otros pueblos de la zona, incluso a otros pueblos en general, pero no está carente de ciertas particularidades que lo convierten en un pueblo cuanto menos curioso. No tiene siquiera un alcalde, lo que lo convierte en pedanía o anejo de la ciudad más cercana, Baza, cuya sombra es alargada en la zona, conviertiéndose en centro neurálgico de la comarca batestana o de la altiplanicie granadina.

 

Famoso es el puente del tren que cruza el arroyo de Baúl surcado por el río Gor. Una obra de ingeniería Francesa de principios del siglo XX a cargo de Gustave Eiffel siendo un hermano menor, pero de parecidas características, a la Torre Eiffel de París , que consigue darle a este pequeño pueblo un carácter sobrio y fuerte. Un carácter forjado en el hierro, traviesas de madera, el humo de las locomotoras, el trasiego de ganado, la carga y la descarga de mercancías y pasajeros que trajeron la prosperidad a este pequeño y entrañable lugar llamado El Baúl.

 

Hoy, el puente permanece impasible al paso del tiempo y se muestra orgulloso a todo aquél que quiera visitarlo, quedando como vestigio de lo que un día fue El Baúl ya que hacia 1984 la actividad ferroviaria quedó suspendida, conviertiéndose la vía del ferrocarril en una vía verde por la que pasean turistas y deportistas quedando el pueblo y sus habitantes sumidos en una depresión económica de la que aún no se ha recuperado, siendo muchas las voces que aún hoy reclaman la vuelta de la actividad ferroviaria.

 

Y justo continuando la vía del ferrocarril, a la salida del pueblo en dirección a Baza, el tren pasaba debajo de un pequeño puente cuya parte superior alberga una carretera que une la autovía con el embalse del Negratín y Cuevas del Campo. Este hecho no tendría nada de particular si no fuera porque los coches que pasan por este puente, suben solos. Efectivamente, si dejamos el coche en punto muerto justo cuando empieza la subida al puente viniendo de la autovía, éste sube solo. Algunos dicen que es un efecto óptico y que la cuesta es en realidad una bajada, otros que es magnetismo terrestre y otros… Pero de lo que no cabe la menor duda, es que es un fenómeno digno de contemplar y observar.

 

Si a todo esto sumamos el carácter apacible de los bauleños, su comida, la calidad de sus viandas, los restos del pasado económico como la torre del agua, la estación, surtidor de agua, etcétera, podemos aseverar que este pequeño pueblecito de casi doscientos habitantes, merece ser reconocido y visitado por todo aquel viajero que pase por allí y disponga de la suficiente curiosidad para hacer una parada en El Baúl.

 

baúl

Vista del Arroyo de Baúl

 

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